SLIPKNOT

domingo, 4 de abril de 2010

FRAGMENTO DE MI ALMA

Yo no soy la Cenicienta, ni Hansel y Gretel. Soy más bien el lobo. Un lobo confundido, ultrajado y autodestructivo.
Como ya se habrán enterado, normal no es una palabra que pegue mucho conmigo. Interferencia. Como cuando quieres ver una película en tv satelital y está lloviendo. “Detectando antena, por favor espere”. Eso me decía mi cerebro cuando yo intentaba ser normal. No puedo, imposible. Y esperé demasiado tiempo. Fingí demasiado tiempo, hasta que exploté.
Si hablamos en serio tengo que decir que todavía me asustan dos cosas más que nada en el mundo (es decir, de las cosas que se me ocurren ahora). Y esas dos cosas son el abandono y el reemplazo. Los dos por igual. En realidad son casi lo mismo. Toda la vida me sentí reemplazada y lo cierto es que no sé luchar cuando me están desplazando. Cuando llega a mi familia, a mi grupo de amigas o a mi vida un par, simplemente opto por retirarme, siento que no puedo ser competencia de nadie.

El tema conmigo siempre fue que puedo tener ideas diametralmente opuestas y aún así estar en equilibrio conmigo misma. Puedo pensar que tal cosa es una degeneración y al mismo tiempo darle una vuelta de tuerca y madurar que quizás no es tan malo. Así, puedo tener sentimientos opuestos respecto de personas, actividades y opiniones. Me cuesta mucho definirme. Supongo que a todos nos cuesta.

Seriamente y aunque suene gracioso: tener varias personalidades te saca airosa de muchas situaciones dramáticas. Soy varias personas a la vez y varias personas que piensan muy diferente. Aún así, eso no me genera conflicto. No me contradigo: pienso diferente dependiendo de muchos factores. Todas mis personalidades conviven silenciosamente adentro mío y esperan su turno para salir. ¿De qué depende? ¿Cómo saben cuál de ellas tiene que salir? Bueno, ellas sí tienen las ideas claras y saben que cada situación merece una personalidad diferente, que se adecue, se amolde a las circunstancias vigentes.

Siempre me entretuve con actividades que no les gustaban a otros. Supongo que por eso fui y soy solitaria (ahora menos que antes y antes más que ahora).

Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que aunque quisiera no podría explicar. Es tan fructífero, es de tantos colores y tiene tantísimos matices que no se podría entender la dimensión ni la importancia que yace en ellos. Quisiera explicarlo. Quisiera que mi ocio tuviera sentido para la sociedad: y sin embargo soy condenada. Sé que ahora no entienden, pero ya van a entender.


Ni mi cuerpo, ni mi alma, ni mi mente están preparados para explicar mucho más…

(Fragmento de “Abzurdah” de Cielo Latini. Pero también es fragmento de mi alma.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario